HISTORIA
Las bebidas fermentadas tienen su origen en las culturas clásicas mediterráneas. Muchos expertos afirman que nacieron al mismo tiempo que la agricultura, probablemente por fermentación espontánea y casual de granos húmedos (cebada, trigo, uvas, dátiles).
La mayor parte de los historiadores sitúan el nacimiento del vino y la cerveza en Mesopotamia y aseguran que fueron un elemento importante en la alimentación habitual de los pueblos que configuraron la cuenca del Mediterráneo.
En la Edad Media las bebidas fermentadas ya eran consideradas alimentos, y se ofrecían como reconstituyentes de enfermos en hospitales y conventos. En esta época, en la que la seguridad microbiológica del agua no estaba garantizada, el consumo de bebidas fermentadas permitía una hidratación y alimentación más seguras. La razón se debe al propio proceso fermentativo, durante el cual la levadura de cerveza (Saccharomyces cerevisiae) utilizada en la fermentación del vino y la cerveza, producía sustancias con acción antimicrobiana.
En la actualidad, estas bebidas forman parte de nuestras tradiciones, costumbres y gastronomía, y son las protagonistas de costumbres alimentarias, que invitan al encuentro social con familiares y amigos.
Las bebidas fermentadas se ofrecían como reconstituyentes de enfermos en hospitales y conventos
CARACTERÍSTICAS
Las bebidas fermentadas poseen un bajo contenido alcohólico, que proviene únicamente de la fermentación de sus materias primas, por lo que mantienen inalterados muchos micronutrientes (vitaminas, antioxidantes, fibra y minerales) de los alimentos que les dan origen. Estas bebidas contienen desde los 4º-5º de la sidra o la cerveza, hasta los 12º-15º del vino.
Estas bebidas aportan una cantidad variable de energía, condicionada principalmente por su contenido en alcohol e hidratos de carbono, no aportan grasas, proporcionan cantidades significativas de proteínas,así como aportes variables de vitaminas: B2 y B6, niacina, ácido pantoténico, B12 y ácido fólico (especialmente en el caso de la cerveza) y de minerales: hierro, magnesio, silicio, selenio y zinc.
Aportan una cantidad variable de energía y vitaminas
CONSUMO MODERADO
Diversos estudios científicos nacionales e internacionales confirman que el consumo moderado de bebidas fermentadas por adultos sanos (siempre que no excedan de un máximo de 30 g/día en el caso de los hombres y 20 g/día en las mujeres) puede ser saludable por las propiedades que les confiere su baja graduación y las materias primas con las que están elaboradas.
Igualmente, otros estudios han constatado que el consumo moderado de bebidas fermentadas se asocia con personas que llevan una dieta más saludable, es decir, ingerían más cantidades de pescado, verduras, frutas, cereales y utilizaban el aceite de oliva para cocinar.El consumo moderado de bebidas fermentadas puede tener efectos protectores sobre el sistema cardiovascular, debido al alto poder antioxidante y antiinflamatorio de los polifenoles (antioxidantes naturales) que contienen.
Su consumo moderado puede reducir de forma significativa la mortalidad global y la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, además de tener efectos preventivos sobre muchas otras patologías de naturaleza degenerativa.
Una buena parte de las propiedades saludables de las bebidas fermentadas se debe a componentes minoritarios, capaces de potenciar acciones biológicas en niveles reducidos con relevancia para la salud humana.
Diversos estudios científicos confirman que el consumo moderado de bebidas fermentadas por adultos puede ser saludable
ALIMENTACIÓN SALUDABLE
La Pirámide de la Alimentación Saludable, elaborada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria -SENC y recomendada por la Sociedad Española de Medicina de Familiar y Comunitaria-SEMFYC, incluye como parte de la dieta las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava o sidra) de forma opcional y moderada, únicamente por adultos sanos.
Las bebidas fermentadas, por tanto, pueden formar parte de una alimentación saludable como la Dieta Mediterránea actual, caracterizada por el consumo de aceite de oliva, legumbres, frutos secos, frutas y verduras y pescado, y la práctica de actividad física diaria.
ESTUDIO PREDIMED
Las bebidas fermentadas están siendo objeto de análisis en el estudio PREDIMED, una de las investigaciones más ambiciosas que se están desarrollando en España. El estudio PREDIMED analiza la eficacia de una dieta tipo mediterráneo, en la que se incluye el consumo moderado de vino, cerveza y sidra, en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular, con el fin de poder efectuar recomendaciones dietéticas a la población.
DIETA MEDITERRÁNEA
El concepto Dieta Mediterránea comenzó a utilizarse en los años 50 por parte de un equipo de investigación estadounidense con el fin de establecer una relación directa entre dieta y salud, al constatar que la población que seguía dichos hábitos alimenticios mostraba una incidencia muy baja en determinadas enfermedades.
La Dieta Mediterránea es posiblemente el concepto dietético y nutricional más difundido, tanto entre la comunidad científica, como entre los consumidores. Ello se debe a que numerosos estudios básicos, clínicos y epidemiológicos han llevado a considerarla como un factor protector en múltiples procesos, como las enfermedades cardiovasculares, determinadas neoplasias, algunas enfermedades neurodegenerativas e incluso, el propio envejecimiento.
Por lo tanto, los patrones alimentarios de la Dieta Mediterránea, caracterizados por el consumo de frutas y verduras, hidratos de carbono complejos, frutos secos, legumbres, pescado, carnes blancas, bebidas fermentadas (vino, cerveza y sidra) y la utilización del aceite de oliva virgen como fuente principal de grasa para cocinar, se podrían asociar a una disminución de la morbi-mortalidad.
Diversos estudios científicos confirman que el consumo moderado de bebidas fermentadas por adultos puede ser saludable